sábado, 24 de julio de 2010

“Biografía Criolla (V de VI)-El cuento chino de Celeste “Peky” Cardozo”





Por Roque Domingo Graciano





e) “Un par de medias celestes”


- Federico Bird Climber fue una pieza importante dentro de la estructura policial bonaerense, sobre todo dentro del núcleo que la conducía, que estaba constituido por un centenar de funcionarios.

Esto lo supe cuando investigué la vida de mis padres si bien a Federico lo conocía por los periódicos y la televisión a raíz del asesinato de su ex mujer, la traductora Ailín C. Bowles.

- Yo era chica pero fue un crimen que convulsionó el barrio y hasta los más pequeños lo comentábamos. Fue un crimen con suspenso, con debate, con idas y vueltas, con versiones. Básicamente eso, versiones, versiones y más versiones. Los vecinos tenían la sensación de estar viendo una película y opinaban acaloradamente sobre el asesino o los asesinos. Sobre dónde y cómo la asesinaron. Discutían en la mesa. Antes de comer, después de comer; mientras miraban el informativo de la tele o tomaban mate. Las vecinas se llamaban a la mañana o a la tarde para comentarse el último rumor. Personas que jamás habían comprado un diario, lo adquirían todos los días y lo leían antes de irse a trabajar.

En ese sentido, creo que el periodismo aprovechó un clima nuevo, de libertad y disenso para hacer una buena diferencia, para facturar.

Sola, o con un grupo de chicos y chicas, iba todas las tardes al kiosco de diarios y revistas de 60 y 137 para ver las tapas de las revistas donde aparecía ella: rubia, culta, rica y seductora. Federico no desentonaba. Entre las “creciditas”, tenía su hinchada.

Los vecinos del barrio compraban las revistas de actualidad que trataban el caso de “La traductora asesinada”. Se compraban todas y todas circulaban de casa en casa y de habitante en habitante.

A nosotros nos impactaban las fotos de ella. No parecía una traductora sino una actriz de cine. La mayoría de las fotos estaban tomadas en exteriores. Predominaba el verde y las rosas. Las rosas blancas, rojas y matizadas eran recurrentes en las fotografías.

Había fotos donde ella estaba embarazada. Esas nos cautivaban. También, había fotos donde estaban sus hijos pequeños. Eran rubios, hermosos como ella.

En algunas fotos, aparecía disfrazada. En varias, estaba disfrazada de odalisca y Federico de “Gran Turco”. En otra, estaba disfrazada de compadrito con un cigarro en la oreja.

- Sí. Denotaba que era una gente que llevaba una intensa vida social y “fotográfica”.

En este momento, ahora, cuando estoy charlando con vos, se me ocurren dos reflexiones. Primero: la totalidad de las fotos mostraban un primer plano donde ella reinaba; a lo sumo, acompañada por Federico o alguno de sus hijos. No recuerdo ninguna foto que abarcara a los “otros” concurrentes a esas reuniones sociales. Es como si las fotos mostraran y, simultáneamente, ocultaran. La mostraban a ella y ocultaban a quienes la rodeaban. Todo un interrogante.

La otra reflexión es una pregunta. ¿De dónde sacó el periodismo más de un centenar de fotos tomadas a lo largo de varios años?

Es consistente que los medios de comunicación tengan un abultado archivo fotográfico de una actriz, deportista, política o modelo. Pero Ailín C. Bowles no era una imagen pública hasta su muerte. Se puede conjeturar que alguien proveyó de ese material al periodismo. Me llama la atención que ese material no “denuncie” a los otros, a quienes la rodeaban. También es asombroso la cantidad de fotografías para una persona no pública. Como si alguien quisiera ir testimoniando, a través de las fotografías, un relato cuyo final sería la difusión masiva de esas imágenes.

Toda una pregunta para un crimen que nunca fue develado.

- Lo que es la mente humana. Te hablé de varias fotografías pero no te hablé de la que más me impactó. Es una imagen que me obsesionó durante años y que volvió a irrumpir con fuerza en mi alma cuando supe la relación que Federico había tenido con mis padres.

Una imagen macabra: el cadáver de Ailín acostado sobre una camilla con un par de medias celeste, un camisón y una bata. La toma había sido realizada desde abajo y con las piernas semiabiertas en primer plano. En la nota al pie, se explicaba que había sufrido más de 20 puñalada en los genitales[1]. Cuando lo pienso, siento escozor en mi vagina, como si estuviera por ser agredida.



[1]

LA TRADUCTORA ASESINADA

Los Bird Climber fueron dejados en libertad

En medio de un despliegue periodístico propio de acontecimientos deportivos, políticos o artísticos, fueron dejados en libertad Federico Bird Climber, su hermano Esteban y la madre de ambos. Cumplieron más de un año de prisión preventiva en el penal de Batán y en la cárcel de mujeres de Olmos.

La libertad fue resuelta por considerar el fiscal de la Cámara de Apelaciones en lo criminal, doctor Raimonditti, la no existencia de “plena prueba” para justificar la prisión preventiva.

El sobreseimiento provisorio también alcanza a Oscar Lafourcade, quien se hallaba en libertad bajo fianza real.

Fuentes allegadas a la fiscalía no disimularon su malestar con la investigación policial. Precisaron que cuando el cadáver de la bella traductora fue encontrado en un descampado de la ruta 22, los efectivos policiales actuantes no preservaron el perímetro. Tampoco realizaron una descripción pormenorizada y completa de lo que la víctima llevaba puesto, en el acta de inspección ocular y secuestro. Un detalle, como las medias de la mujer asesinada, pudo haber resuelto el crimen, según los informantes. En el acta, no se detallaba con precisión cómo, de qué tela ni de qué color eran. La omisión impidió que la fiscalía profundizara una línea de investigación que surgió a partir de las pruebas químicas de dicha prenda.

Pág. 40 y 41 –– Crónica – Jueves 19 de septiembre de 1985 – La Plata – Argentina.


No hay comentarios: