martes, 4 de mayo de 2010

Biografía Criolla (IV de VI) Las deliberaciones de Antonio "Pata" Beltrami



Por Roque Domingo Graciano


l) “Prohibido prohibir”, “La imaginación al poder”, “¡Viva la diferencia!”, “Hay método en mi locura”, “¿Patria? No, gracias”[1]


- El “mayo francés” de 1968 golpeó fuerte en el conjunto de la sociedad argentina porque tuvo una cobertura periodística copiosa e incitó a los grupos universitarios como los de la Gringa. En 1966, nosotros también habíamos tenido estallidos populares. En Córdoba, con el asesinato de Santiago Pampillón y en la ciudad de Buenos Aires, la llamada “noche de los bastones largos”, cuando la milicada de Onganía intervino la Universidad de Buenos Aires, a los garrotazos.

Otro baldazo de nafta fue la matanza de Tlatelolco, la masacre del movimiento estudiantil mexicano[2]. Todo eso armó una mezcla que estalló en la década del 70: insurrecciones populares en las provincias, enfrentamientos armados en los centros urbanos. Un río de sangre y dolor que arrastró, entre otros miles, a la pobre Gringa.

- Esos grupos eran castritas hasta el codo. Fidel, Camilo Cienfuegos y el Che eran venerados como dioses. Cuba era la isla del bien y la abundancia. El lugar exacto donde la bondad triunfa.

Exhibían una ideología ingenua; en ocasiones, persuasiva y militante como cuando logran la aprobación de la Carta de Venecia[3].

- Atisbando el discurso de mis sobrinos, hermanos y cuñados, tengo la impresión de que, en los sectores universitarios, hay menos promiscuidad sexual que durante mi generación. Es como si se hubiera logrado un equilibrio después de la irrupción de los métodos anticonceptivos que permitieron que la mujer manejara su maternidad. O tal vez, el impacto inicial se haya diluido en la conciencia colectiva y hoy se acepte lo que ayer escandalizaba.

En cuanto a la droga, nuestra generación fumaba mucho. Éramos grandes consumidores de tabaco. El cigarrillo era una expansión del humano adulto como la ropa. En lo que respecta al alcohol, nosotros le dábamos al vino, a la caña y, por sobre todas las cosas, a la ginebra. Mis sobrinos comen asado con cerveza. ¡Un asco! Hoy, se consume alcohol en menor medida que antes, en los ambientes universitarios.

Otra droga que ha desaparecido es la anfetamina. Nosotros comprábamos anfetaminas en los kioscos que vendían golosinas, cigarrillos y chucherías.

- Personalmente, compraba anfetaminas en un kiosco de golosinas y cigarrillos que estaba en avenida 51 y 16, a pocas cuadras de la Normal 1, sobre esa misma mano; antes de llegar al Ministerio de Salud de la Provincia que estaba en la mano de enfrente. Como ese kiosco, había otros en la zona del Policlínico y de la Facultad de Ingeniería, en calle 1.

- Consumíamos anfetaminas para estar despiertos, lúcidos. Yo iba a rendir finales sin haber dormido durante tres días. Sí. Tres días sin dormir, entre guardias, cursadas y preparar prácticos y finales. Tres días se pasaban volando. Sólo con anfetaminas se podía soportar ese ritmo.

Las anfetaminas se vendían como el cigarrillo porque no sólo la consumían los estudiantes sino también los choferes de ómnibus y camiones y, por sobre todo, las mujeres que querían adelgazar. Ése era el gran mercado de las anfetaminas.

- La marihuana y la cocaína eran drogas cuya existencia se conocía; no obstante, no recuerdo a alguien que consumiera marihuana o cocaína. Sí, conocí consumidores de morfina en el ambiente médico. Tengo la impresión de que la morfina como otras drogas derivadas del éter se consumía en los ambientes hospitalarios.

- La Gringa, en la última etapa de nuestro matrimonio, buscaba nuevas vivencias, sensaciones. Justamente, fue armando un proyecto de investigación, no compartido por mí, que buscaba explorar en el matrimonio, con el sexo y la droga. Comenzó usando el ácido lisérgico (LSD) con los psicoanalistas y continuó en su experiencia hippy.

- Se reunían en un chalet de City Bell bajo la dirección de un médico psiquiatra; ponían discos de los Swing Singers y se fajaban con LSD. Según la Gringa, se veía todo como más atrapante y punzante; colores y sonidos más brillantes y vivos; “las flores se ven con colores más vivos”.

Los recuerdos, según esta versión, se profundizan y desmenuzan rápidamente.

- El LSD se conseguía con relativa facilidad. No conocí las bocas de expendio; tengo entendido que era barato y accesible.

Por otro lado, cada taller hippy era un pequeño laboratorio donde se fabricaban drogas. La base eran los psicofármacos de todo color, mezclados con alcohol, antitusígenos y anfetaminas. Manejaban las drogas y las dosis con profesionalidad. En una oportunidad, yo tenía una tos persistente y obstinada; un flaco de ese ambiente me cantó la precisa; me indicó el antitusígeno exacto: marca, laboratorio y dosis. ¡Chau tos!

- No manejo esa batería de drogas; por algunos indicios, conjeturo que a los antitusígenos lo usaban para, de alguna manera, enriquecer la experiencia sexual. Mucho más no sé.

- Tenían cosas rarísimas. En Cabo Polonio, encontré un grupo hippy que se drogaba con agua, ¡con agua de la canilla! Consumían toneladas de agua y se tiraban al sol, entre los médanos y lograban un cierto éxtasis. Algún tipo de enajenación. Volaban.

- Dentro de los pocos grupos que conocí, básicamente, todos relacionados con la Gringa no creo que hayan explorado el consumo de hierbas tradicionales. Ángel Lorenzo, un colega que se recibbastante después que yo y que anduvo por el sur, en los Antiguos, me comentó que los hippys de la zona del Bolsón sí usaban las hierbas naturales. El uso de hierbas es, más bien, aborigen, si bien es cierto que los europeos se untaban el cuerpo con hierbas como la cicuta y la mandrágora para “volar”. Puntualmente, no recuerdo ninguna observación de ese tipo en La Plata de los años 60. Se estaba muy ligado a los fármacos.

- Ignoro qué tipo de militancia política tuvo la Gringa. Después de nuestra separación, nuestros encuentros fueron esporádicos, en la calle: un saludo rápido y adiós. No obstante, estoy absolutamente seguro de que sus conductas y actos estuvieron impulsados por el amor. El amor la llevó a anunciar y a actuar como anunció y actuó. El amor fue la clave profunda de todas sus vocaciones.

Todos los días, durante mis oraciones, la tengo presente.



[1] Grafitis. (El Ordenador)

[2] La llamada “masacre de Tlatelolco” se produjo cuando una multitudinaria manifestación estudiantil fue tiroteada en la Plaza de las Tres Culturas de la ciudad de México, el 2 de octubre de 1968. Según versiones, tropas de civil y del Batallón Olimpia dispararon a los manifestantes desde terrazas y edificios aledaños, mientras 10.000 soldados uniformados operaban en el lugar. Se ha comentado que el saldo fue: 300 muertos, 1.500 heridos y 2.000 estudiantes detenidos. Presidía la república, Gustavo Días Ordaz y el ministerio del interior, Carlos Salinas de Gortari. (El Ordenador)

[3] Consenso que permite declarar distintos lugares del planeta como “patrimonio histórico de la humanidad”. (El Ordenador)


No hay comentarios: