sábado, 6 de noviembre de 2010

“Biografía Criolla (VI de VI)-El relato de Helio Ural (el Grillo) Rodríguez Valdez”






Por Roque Domingo Graciano






c)“La gente bacana de Buenos Aires viajaba a la Nueva York como una excursión obligada”

- No recuerdo haber visto gente de raza negra. Te aclaro que en la zona de La Plata, Berisso y Ensenada, prácticamente, no hay comunidades de raza negra. El único grupo de negros que recuerdo es una pequeña comunidad de Cabo Verde que residía en Ensenada, por la calle Cantilo. El club Náutico de Ensenada tenía un negro en su equipo de básquet; un negro ensenadense, un caboverdeano. También, conocí una profesora de Geografía que era de esa comunidad. Los negros no eran numerosos en la zona. No recuerdo que hubiera negros en la Nueva York o en los frigoríficos. Te hablo de mi experiencia personal y desde mi recuerdo. Los provincianos, los “cabecitas negras”, en la década del 40 y 50 era un ínfima minoría en la zona. Algún correntino o entrerriano, muy a las perdidas. El aluvión de gente del interior se dio en la década del 60. En los años 60, la Nueva York perdió su look multirracial y se hizo una extensión de Santiago del Estero, del Chaco; un imperio de provincianos.

Te hablo de la otra Nueva York, de la cosmopolita, donde las casas de comidas funcionaban las 24 horas. Eso no lo encontrás, aún hoy, ni en Buenos Aires ni en San Pablo ni en ninguna de las grandes capitales y ciudades del mundo. No eran bolichitos donde te comías un pancho o un choripán. Eran restaurantes de nivel. En una cuadra, tenías para elegir: comida italiana, china, griega, turca, árabe. Por supuesto, que también tenías el puesto donde por unos centavos, de pie, te comías la mejor carne del mundo, una ensalada de lechuga y un vaso de vino blanco.

La gente bacana de Buenos Aires viajaba a la Nueva York como una excursión obligada. “Los chicos y las chicas bien”, se les llamaba. Eran muy respetados y atendidos. Viajaban en autos negros. En esa época, todos los autos eran negros. A veces, tenían choferes que se quedaba en el auto, fumando; en ocasiones, ocupaban un rincón en la mesa con los ricachones.

- Los hombres usaban esmoquin o traje (pantalón, chaleco y saco) azul o algún color oscuro. El color oscuro predominaba en la vestimenta de los hombres. Zapatos de cuero (marrón o negro) y medias oscuras con ligas. Sombrero, y en invierno, sobretodo o perramus (un abrigo largo, por debajo de las rodillas, que servía indistintamente para el frío y la lluvia).

Las mujeres eran hermosas. Yo las veía como adultas; en realidad (lo comprendí más tarde), eran hombres y mujeres jóvenes, en su mayoría. Más cerca de los 20 que de los 30. También, estaba la barra de veteranos, mayores de 40; esos no traían mujeres. Eran hombres solos. También venían familias.

- Un caso típico era el siguiente. Un hacendado de Tandil, de Balcarce, de Pehuajó o del interior del país, un día, la invita a su mujer a pasar unas vacaciones en Buenos Aires. ¿Qué era Buenos Aires en ese entonces, décadas del 40, 50? Buenos Aires era la noche. Se instalaban en un hotel bacán de la zona de Congreso o Retiro y, a la noche, al Maipo, al Chanteclair, al Richmond, al Tabarís de calle Corrientes. Si ya conocían varios teatros y teatros de revista, las excursiones se alejaban de la zona del `centro´. Una segunda etapa era la Boca, algún boliche de la zona de Retiro, de Olivo y la Nueva York de Berisso. Con un agregado, La Plata tenía el hipódromo como gancho; por esos años, no había carreras nocturnas. A la mañana, recorrían la ciudad: parque Pereyra, `el Bosque´, la catedral, el edificio de la universidad, los edificios de los ministerios, el museo de ciencias naturales; almorzaban en Las Malvinas de calle 50, se instalaban en el Hotel Provincial de 8 y 51, a la tarde “burros” y reventaban la noche en la Nueva York. La excusa para ir a la Nueva York era las comidas típicas: griega, ucraniana, polaca, china y otras.

Aquí viene la vueltita; en esta salida, el matrimonio viene con la hija que está terminando el bachillerato en algún colegio católico y el hijo que está en primero o segundo año de abogacía o medicina. Después, ella (la nena) traerá a sus amigos ingleses, uruguayos, paraguayos o norteamericanos; el flaco vendrá con su barra de la facultad y el viejo, después de gestionar en la Capital Federal un préstamo blando concedido por el Banco de la Nación para nuestros castigados hombres de campo, se hará una escapadita hasta la Nueva York con un puñado de amigos para saborear platos típicos y prostitutas excitantes.

- Hoy cuando me preguntaste sobre la gente negra me abriste la cabeza. En este momento, ahora, me doy cuenta de que en los años 40, 50 la “negritud” no era un valor estético ni erótico. A ningún bacán se le hubiera ocurrido pedir una prostituta negra. Jamás vi en la Nueva York una prostituta negra. Había prostitutas criollas, provincianas, “chinitas”, le decían. Esas prostitutas eran para quienes no tenían dinero: obreros del frigorífico, marineros rasos, la muchachada de la zona. La gente bacana, los cogotudos, exigían las “polacas”, mujeres de piel blanca como la leche, cabellos amarillos como barba de choclo, huesudas. La mayoría era de origen polaco pero las había hebreas, rusas, ucranianas, la “papusa”[1].

- Jamás vi un policía en la Nueva York, jamás. La Nueva York era una tierra de nadie; una calle empedrada en donde todo estaba permitido excepto el uniforme policial. Había una leyenda que decía que era una jurisdicción en conflicto; por un lado, la policía provincial decía que era jurisdicción nacional, de la prefectura; por el otro, la prefectura decía que era jurisdicción provincial. Como consecuencia de esa disputa, no había “autoridad de aplicación”.



[1] Prostitutas caucásicas que pedían o consumían un “cigarrillo” (en idioma ruso ПАПИРОСА). Ese es el origen etimológico del término “papusa”, presente en la literatura tanguera. (El Ordenador)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando estuve en uno de los hoteles cinco estrellas en Cuba, la verdad vi una cantidad de gente diferente, por el color de piel, religión, cultura, país de origen. Y lo que note es que todos convivían lo mas bien. Debería ser así el mundo entero, sin odio ni bronca a nadie por como es o como piensa, no? Sin prejuicios...