martes, 12 de octubre de 2010

“Biografía Criolla (V de VI)-El cuento chino de Celeste “Peky” Cardozo”



Por Roque Domingo Graciano





p) “un compañero manso y comprensivo”

- Esta casa la heredó Ural de su madre que, a su vez, la había heredado de los padres de ella. En este salón, la madre de Ural tenía el taller de encuadernación. Ahora, doy clases de danza.

- [1]Con Mariano, solemos encontrarnos. No muy seguido pero suelo verlo. Hace 20 días, yo estaba esperando el micro frente a la Facultad de Agronomía, pasó él en una Ford F 100. Subí y tuvimos sexo en el camino a Magdalena. Me encanta la “chuchería” de Mariano. Cuando subí a la camioneta fui consciente de que lo excitaba y su excitación me enloquece. Me aturde su sudor, su taquicardia. Cuando me penetra pierdo la noción del tiempo, del espacio, de mí misma. Es un vacío. Una droga que necesita mi cuerpo.

- Hoy, pienso que Mariano siente un fuerte atractivo sexual hacia mí, no obstante, creo que lo nuestro sólo puede quedar en encuentros ocasionales. Está casado, con hijos, una profesión en crecimiento. Tendría mucho que perder si acepta mi pasión, mi vida. Por otro lado, no estoy dispuesta a dejar lo que he construido: mi taller, la danza, esta casa, Ural. Aquí y ahora, me siento feliz, reconocida.

- Le cuento minuciosamente todas mis relaciones sexuales a Ural porque el relato de mis aventuras, mis emociones y sentimientos es una fuente de nueva sexualidad. Me vuelvo a excitar y también Ural se excita y me acompaña en el orgasmo. El Grillo (Ural) es divino. No hay otro hombre igual.

El sexo que tengo con Mariano es explosivo, en tanto que el sexo que tengo con Ural es pausado, lento, con caricias que duran una tarde entera. Las caricias suelen comenzar al mediodía y terminan a la medianoche. A veces, es como si me volcara un pote de dulce de leche en mi cuerpo y me lamiera toda, lentamente, hasta quitar todo rastro de dulce. A veces, me duermo mientras él me acaricia y tengo orgasmos en el sueño. ¡Fantástico! ¡Me alucina!

- Con Ural, no sólo tengo un sexo placentero sino también un compañero manso y comprensivo. Jamás tiene un gesto de agresión, de violencia. Sospecho que su mansedumbre lo ayudó a sobrevivir. Vive mis triunfos laborales y emocionales como propios. Es feliz cuando le cuento que he sido sexualmente dichosa con otra persona.



[1] Este segmento del material procesado (así como el anterior) está dañado y contiene “ruidos”. Se infiere que el entrevistador interroga a la entrevistada (Celeste Cardozo) sobre sus prácticas sexuales. La profesora de danzas abunda sobre su vida sexual y en su relato emerge, insistentemente, la figura de “Mariano”, un joven profesional a quien la profesora conoció en un festival de rock en la cancha del club Estudiantes de La Plata, cuando ambos eran adolescentes. A través de los años, con intermitencia, recrean una intensa sexualidad. (El Ordenador)

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