sábado, 25 de septiembre de 2010

“Biografía Criolla (V de VI)-El cuento chino de Celeste “Peky” Cardozo”

Por Roque Domingo Graciano





m) “Mi relación con los chicos de mi cuadra fue hermosa”

- En mi niñez, jamás sentí un gesto de discriminación ni por mi origen, ni por mi nivel social ni económico. Para todos, yo era la hija de Juana y del Facha. Nunca hubo una sospecha al respecto. El vecindario veía totalmente armónico que un matrimonio tuviera una hija. Dado que mi apellido legal es Cardozo, como el Facha, los papeleríos administrativos no eran un obstáculo.

Durante la pubertad, cuando me relacioné con flacos del centro platense, sí, me sentí mal, incómoda, insatisfecha por mi miopía y mis pecas.

- Mi relación con los chicos de mi cuadra fue hermosa. El Facha me había hecho una casita arriba de una encina que está en el fondo del terreno. La casita se la construyó con madera buena que los abuelos trajeron de Necochea. Los chicos del barrio se enloquecían por jugar en la casita. Yo no era agresiva y en casa se cobijaba a todos los chicos del barrio. También, patinábamos en el patio de la casa. Los de la cuadra no tenían un patio para patinar. Tenían patios de tierra. Cuando fuimos más grandes, íbamos a patinar a la plaza de 60 y 137. Allí, aprendí a hacer “la palomita”.

Los patines me los regalaron dentro de una caja de muñeca, para darme una sorpresa y, a la vez, presionarme para que fuera a la parroquia. Yo no quería ir a la parroquia por una situación enojosa que había tenido con el cura y quería un par de patines. Entonces, ellos, para mi cumpleaños, me regalaron una caja de muñeca. “Yo quiero un par de patines,” protesté. Ellos me dijeron “Si vas a la parroquia, te regalamos un par de patines.” De mala gana, acepté y mamá me dijo “Abrí la caja.” La caja contenía un par de patines, no una muñeca.

A la noche, cuando me quedaba sola en casa, mientras mamá cocinaba yo jugaba en el living–comedor con un triciclo. Para mí, el triciclo era un chico, un compañero a quien le hablaba, lo retaba o me peleaba. A veces, lo incorporaba cuando jugaba con los chicos del barrio en el patio. En tales casos, cumplía la función de perro. Mi triciclo era un perro que se portaba mal o bien, según la circunstancia.

- La encargada de la cocina era Juana. A veces, cocinaba el Facha y, cuando fui grande, también yo cocinaba. El trabajo principal era de Juana. Cocinaba con muy pocos recursos económicos. Cocinaba tartas y empanadas. En la heladera siempre había tartas dulces y saladas: de carne, de verduras, de jalea de uvas y compota. Las empanadas eran de verduras, de carne vacuna picada, de pescado. A papá, le gustan las empanadas de pescado. Cuando no teníamos dinero, dentro de las tapas de empanadas se metía lo que hubiere; asimismo, cualquier sobra servía como relleno de los buñuelos. Cuando había plata, comíamos sandwichs de miga, cerveza y mirábamos televisión. Creo que todos los vecinos de la cuadra hacían lo mismo. También comíamos fideos con margarina o manteca y arroz hervido. Juana siempre hacía tortas y con la carne que sobraba del puchero hacía “ropa vieja” o salpicón aderezado con ajo, perejil, orégano y aceite. A mí, me gustaba la torta con leche. Leche cruda.

- Vino no se tomaba en casa. Sí, cerveza. En invierno, sobre todo de noche, Juana nos hacía té de cedrón y otros yuyos que conseguía en el barrio.

- Supongo que cuando el Facha fue a vivir al barrio pudo despertar algún temor por ser músico, rockero; con el paso de los años, lo habrán ido aceptando e incorporando como uno más. De cualquier manera, nosotros éramos los ricachones y “cultos” de la cuadra. Los vecinos eran obreros de YPF, Astillero o de alguna metalurgia de la zona. Si bien eran propietarios de donde vivían, tenían ingresos magros y escasa escolaridad. El chalet de nosotros era único en la cuadra. Otros chalets similares había sobre la calle 60, a media cuadra de casa pero no en nuestra cuadra. Las otras casas se levantaron con material de segunda: chapas de zinc, paredes angostas, aberturas de chapas. La 139 era de tierra; cuando llovía, los vehículos no podían entrar por el fango, el lodo.

No hay comentarios: