sábado, 4 de septiembre de 2010

“Biografía Criolla (V de VI)-El cuento chino de Celeste “Peky” Cardozo”




Por Roque Domingo Graciano





k)“Si se está limpio, el límite puede transponerse”




- Caminar sobre brasas es un desafío a uno mismo, a los demonios que nos habitan y perturban.

Lo aprendí en la playa, en Arenas Verdes, una playa al norte de Necochea. Yo adoraba el fuego. Hacíamos, con el Facha y sus amigos, fogatas enormes durante toda la noche. Contemplaba el fuego hasta que poco a poco, imperceptiblemente, descubrí que el fuego tiene un lenguaje, una densa urdimbre de mensajes; a través del fuego, me fui purificando y el fuego me enseñó a transponer límites, a plantearme desafíos cada vez más ambiciosos. A manejar mi sexo, mis necesidades alimenticias, la ingesta de drogas, mi mente. Es un proceso largo, doloroso, aunque el triunfo es infinito; es tocar el universo todo, acariciar todo el cosmos, estrella por estrella, todos los cuerpos celestes, uno por uno. No obstante, para una mirada superficial y efímera vos sos un sorete y cuanto más fuerte sos, cuantos más límites transponés, cuantos más miedos derrotás, cuantos más demonios y fantasmas caen a tus pies, los hombres superficiales y tontos te ven pobre y desvalido. Creen que sos un excremento de la naturaleza cuando sos un hijo dilecto de Dios, un rey del planeta, un dueño de la naturaleza porque te dominás, te comprendés a vos mismo; porque lográs el único cambio posible: el cambio sobre uno mismo.

- Es una experiencia maravillosa. No está relacionada técnicamente con la danza; sí, espiritualmente, en cuanto impronta de vida. Sin que me diera cuenta y quizá sin ser él consciente, fue mi tío, el Facha, el que me encaminó hacia ese momento sublime.

Se busca el límite. Desde la pubertad busqué el límite. Superar el miedo. El límite se logra romper con la meditación, la introspección. Si se está limpio, el límite puede transponerse. Primero, hay que limpiarse de egolatrismos, mezquindades, miedos.




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