domingo, 14 de marzo de 2010

Biografía Criolla (IV de VI) Las deliberaciones de Antonio "Pata" Beltrami




Por Roque Domingo Graciano



d) “El líder siempre zafa; caen los otros pero no el líder”



- Como líder, recuerdo a un flaco, muy pintón, que iba a la Escuela Superior de Comercio; nadaba muy bien; era uno de los mejores nadadores del Jockey. Gustaba a las mujeres. Cuando regresé de Mozambique, en una de esas charlas con viejos amigos, me enteré que ese flaco se había suicidado, un estado depresivo agudo lo llevó al suicidio. Paradojas de la vida. ¡Cuántos y cuánto lo envidiábamos!

- Los liderazgos no son homogéneos. El perfil del líder en el club es uno y el perfil del líder en la escuela es otro. En el club, gravita su rendimiento deportivo; tener buen lomo; ser de guita. También, depende del deporte que practique; entre los adolescentes, tenía mejor imagen el que hacía rugby que el que hacía tenis, básquetbol, fútbol o atletismo. Había una gradación entre los deportes. Primero, estaba el rugby, lo seguían el tenis y la natación, en un mismo nivel; después, el básquetbol, el atletismo y el fútbol.

El rugbier tenía guita, minas, contaba con apoyo familiar por lo tanto tenía “profesores particulares” y zafaba en todas las materias, como mínimo.

Los alumnos líderes eran hijos de profesionales o comerciantes poderosos de la ciudad. El dinero y el apoyo familiar se sentían.

El tipo ganador (winner) tiene buen carácter porque le va bien en todo.

Eso sí, un líder tiene que ser ganador con las minas, tanto en el club como en la escuela. O quizá, la cosa sea a la inversa: el que es ganador en una actividad determinada atrae a las mujeres de ese ámbito.

Otra característica del líder es el zafar. El líder siempre zafa; caen los otros pero no el líder. El líder se manda la chupina pero no lo suspenden, zafa.

- Era una escuela secundaria mixta. Los varones no teníamos uniforme; teníamos que ir de saco y corbata. Las mujeres tenían que llevar guardapolvo blanco. Ellas sí tenían uniforme. Tal vez para que no mostraran las tetas. Una marcada discriminación sexual que aún hoy debe estar vigente.


- Por esa época, yo era fanático de José Ingenieros; El hombre mediocre; la exaltación de la juventud creativa. Para mí, la mayoría de mis profesores eran hombres mediocres. Hablo de los profesores de la secundaria.

- Creo que la sociedad de esa época era soberanamente autoritaria. En la mesa familiar, cuando se terminaba la comida principal, para el café, los mayores armaban una conversación. En esas charlas, los chicos no podían participar. Los chicos se tenían que retirar de la mesa para no interferir la conversación de los mayores.

- Rechazaba la “contabilidad” visceralmente. ¡Paradojas de la vida! porque iba a la escuela que preparaba para entrar a la Facultad de Ciencias Económicas.

- Un edificio de principio del siglo 20. En pleno centro de Rosario, en mitad de la cuadra. Tenía escaleras de mármol blanco con barandas de bronce. Sin ascensores. Los salones eran inmensos con pisos de pino tea. Los pizarrones verdes ocupaban toda la cabecera de las aulas. Ventanas altas y grandes. Bancos de madera individuales, fijos al pino piso a través de sostenes de hierro labrado. Tenía tres plantas. Funcionaba, por aquel entonces, en el mismo edificio que la Facultad de Ciencias Económicas pero en dependencias autónomas.


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