martes, 8 de septiembre de 2009

Biografía Criolla (II de VI) Los rasgueos de Adolfo



Por Roque Domingo Graciano



k) Se le zafó el cuchillo y se limpió un ojo


- El Tuerto Arvarello(1) era un cuchillero de campaña. Puede ser que haya trabajado “con” Esteban Bird Climber pero no “para” él. Cuando Esteban se consolida como hombre fuerte del pago, el Tuerto ya era propietario de una chacra, de un tambo y de propiedades frente al hipódromo de Navarro. Incluso, llegó a tener varios parejeros que corrieron en La Plata. Para ese entonces, era un hombre de más de 60 años, consolidado económicamente.

Ya en los años 70, era propietario de un bar, El remanso, donde podías jugar a la bolita, al metegol, a la lotería de Nueva York o boletear algún pingo para la sexta de San Francisco.

Quedó tuerto en su adolescencia, depostando un cuarto trasero en la carnicería del rengo Núñez. Se le zafó el cuchillo y se limpió un ojo.

A partir de ese accidente, trabajó como “rayero” en las carreras cuadreras y comenzó a incursionar en el delito: cuatrerismo, juego, prostitución y algo más; siempre tenía “amigos” dentro de la policía.

Un robo que protagonizó en su juventud dibuja sus vinculaciones. Unos vagones de un tren de carga con 20.000 kilos de yerba mate, fueron “olvidados” en una vía muerta de la estación de Brandsen, a pocos metros de un camino vecinal. A la noche, el Tuerto y sus “muchachos” trasbordaron la carga a camiones que la llevaron a Mar del Plata, Bahía y Neuquén donde la vendieron.

Lo llamativo del caso es que (papeles van y papeles vienen, burocracia más burocracia) se denunció el robo “tres” años después de consumado.

Unos años después, el Tuerto Arvarello asesinó a un ladero que se le había quedado con un vuelto, “para escarmiento y ejemplaridad”. La policía de Lobos dibujó un sumario por el cual, el Tuerto lo habría matado en defensa propia, después de un asado donde “abundaron las libaciones”. Estuvo 12 días preso.

Como esas, tiene una ristra.

La acusación contra el Tuerto así como las versiones sobre una serie de crímenes en cadena(2) que, de alguna manera, emanaron del juzgado, revelan la desorientación de los investigadores. Marchaban al garete, sin rumbo, de conjetura en conjetura y de sospecha en sospecha. Nada concreto.



[1]

CRIMEN DE LA TRADUCTORA BOWLES

Presentación de un sospechoso

Patrocinado por los abogados Pedro Antonio Lanussetti y Estela Cerasone, efectuó una presentación espontánea ante el juez, Julio Argentino Arvarello quien, según versiones, era buscado por su íntima amistad con Esteban Bird Climber, relación que negó si bien admitió que lo conocía por su condición de suboficial de la policía bonaerense. No obstante, Arvarello reconoció que estuvo detenido hace 30 años “por haber dado muerte a un hombre en duelo criollo.” Estuvo algunos días preso y “recobré la libertad por legítima defensa.” Agregando: “fue un duelo, es decir, a matar o morir.”

Actualmente se dedica al tambo y a la explotación agraria y fue hasta hace 3 años propietario de un bar en las inmediaciones del hipódromo de Navarro.

Según fuentes del juzgado, deslindó toda responsabilidad en el caso.

Pág. 40 y 41 – Crónica – Martes 25 de noviembre de 1984 – La Plata – Argentina.

[2]

¿Crímenes en cadena en el caso Bowles?

Ayer cobró vigor la versión según la cual la adinerada y bella traductora Ailín C. Bowles fue asesinada por un delincuente profesional por encargo de “alguien”. A su vez, el asesino habría sido muerto, en una casa de veraneo de un distinguido balneario de la costa atlántica, por otro asesino quien habría fugado al exterior.

El cuerpo del occiso habría sido fondeado en el mar.

Trascendió que efectivos de la policía bonaerense realizan, por estas horas, procedimientos en los corralones proveedores de materiales para la construcción, siguiendo una pista relacionada con lo anterior pero que el hermetismo policial no ha permitido precisar.

Esta versión arroja luz sobre la enigmática declaración de la hermana de Ailín, la doctora Diana Bowles, quien dijo en el momento de la inhumación: “Temo un desenlace más escalofriante, todavía.”

Pág. 37 – Crónica - Jueves 09 de agosto de 1984 – La Plata – Argentina.








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