“Biografía Criolla (V de VI)-El cuento chino de Celeste “Peky” Cardozo”
Por Roque Domingo Graciano
g) “Parecía una hormiga negra. Costaba creer que hubiera una nena tan fea.”
- Mi madre biológica, Elvira, nació en Santa Teresita, cuando era una playa del partido de General Lavalle, al norte de Pinamar. Era hija de Juan Ángel Saavedra y Rosa Lewis. Mi abuelo Juan Ángel nació en España y, en la Argentina, vivió y trabajó en la Capital Federal, en el barrio de Constitución. Era el sexto hijo de un matrimonio español que tenía almacén (venta de comestibles). Llegaron de España huyendo del régimen franquista. En la casa de mi bisabuelo materno cuando se mencionaba a Franco[1], se decía “el cornudo de Franco”; jamás, de otra manera. Cuando se referían a un noble, se decía el “gilipolla de Juan de Borbón”. Si vos decías “Franco” te miraban como si ignoraran de quien hablabas. Si insistías te preguntaban “¿Te refieres al “cornudo de Franco”? “¿Hablas del gilipolla de Juan de Borbón?” Una suerte de “manual de estilo”.
Para los Saavedra, “el último militar debe ser ahorcado con las tripas del último cura”. Por el lado paterno, ese era el clima que vivió mi madre.
Mi abuela Rosa es oriunda de Villa Ángela, provincia del Chaco, Argentina. Llegó a la Capital Federal a los 17 años, con dos hermanos y comenzó a trabajar en un comercio mayorista, también del barrio de Constitución. Ella trabajaba en la administración y Juan Ángel (mi abuelo) iba a realizar pagos y pedidos. Se conocieron y comenzaron a noviar. Pese al apellido de aire inglés ni mi abuela ni sus hermanos tienen el aspecto físico de los ingleses. Mi abuela tiene aspecto indígena; tiene mucho de indígena en sus rasgos físicos: cabello lacio, ralo y grueso, pestañas paragüitas y piernas delgadas y arqueadas. No creo que ella tenga ascendencia inglesa. Si bien era una mujer instruida, para su época y lugar de nacimiento (Perito Mercantil cuando llegó a Buenos Aires), no habla inglés. Tampoco sus hermanos. En lo que sí se nota una cierta influencia que puede considerarse “anglosajona” es en la religión; no son católicos. Mi abuela no practica ninguna religión; sus parientes son evangelistas o adventistas y ella, antes de casarse con mi abuelo, era bautista.
- He notado un cierto tratamiento despectivo y agresivo por parte de mi abuelo Juan Ángel en relación a la abuela Rosa. Ella no es agresiva, es metida hacia adentro, callada. El abuelo es cocorito, muy gallito, muy pechito hacia fuera. A su manera, ambos son feos y mamá, Elvira, heredó la fealdad de sus padres y la incrementó en algo.
Cuando la abuela Rosa quedó, imprevistamente, embarazada de mamá, se radicó en Santa Teresita, en una casa de veraneo que tenían los padres del abuelo Juan Ángel. Así, casi sin proponérselo se instalaron definitivamente allí. Al principio, instalaron una despensa (expendio de comestibles y bebidas) para los turistas y la prolongaron para los lugareños y los obreros de la construcción que trabajaban en la zona, fuera de la temporada de verano. Tanto el abuelo como la abuela tenían sólidos conocimiento de cómo manejar un comercio. No obstante, vivieron años difíciles porque en invierno no era fácil cobrarles a los clientes morosos. En el verano, los abuelos y Elvira vivían en el local del negocio; el resto del año, vivían en la casa de los padres de Juan Ángel. La despensa la atendía la abuela Rosa y el abuelo se dedicaba a distintas tareas. Trabajaba de albañil, de cuidador de parques y jardines; también se dedicaba al alquiler, administración y venta de propiedades inmuebles. El abuelo hacía de todo, siempre hablando hasta los codos; puteando y maldiciendo en gallego.
La tarea que más lo entusiasmó en Santa Teresita fue el cuidado de parques y jardines. En un depósito del fondo de la casa, guarda las primeras herramientas que utilizó; cuidaba los parques y jardines con guadaña, pala, azada, machete, tijera y rastrillo. Tiene todo el equipo colgado de la pared; usado y gastado de tanta lima pero en perfecto estado; es una reliquia; recuerda cuánto le costó cada herramienta; cuánto le costó en pesos argentinos, en dólares y en pesetas. Realmente se puede hacer un estudio comparativo de mercado. Recuerda lo que compró en Buenos Aires, en La Plata o lo que le trajo el viajante Tesler. Con orgullo, me mostró un juego de limas que le regaló un ingeniero que se dedicaba a la fijación de médanos. “Yo le daba una mano en el vivero.”
- Los abuelos tuvieron un solo hijo, Elvira, quien vivió hasta los 12 ó 13 años prácticamente sin salir de Santa Teresita. Allí hizo todos sus estudios primarios. Alguna vez viajó a Buenos Aires, a la casa de sus abuelos aunque lo frecuente es que pasara con ellos los veranos. Se destacó tanto por su inteligencia como por su falta de atractivos físicos. “Parecía una hormiga negra. Costaba creer que hubiera una nena tan fea.” “Era callada, muy callada, sólo respondía cuando la interrogaba pero sabía todo; hacía asociaciones, relaciones e integraciones que un profesional no realiza.”
El secundario lo hizo en Dolores. Mis abuelos pagaban una pensión a una familia de Dolores para que la atendieran de lunes a viernes. Según los boletines que tiene mi abuela, se recibió de bachiller con un promedio de 9,78. No he podido hablar con nadie que la frecuentara a mamá cuando ella hizo el secundario. Fui 2 ó 3 veces a Dolores; no encontré a nadie que la recordara. La ciudad de Dolores cambió mucho. La familia que la hospedó no vive más en la ciudad. Según mi abuela, mamá era amiga de una chica que se llama Teresita, que vive en La Plata y es profesora de inglés; no la he podido ubicar. Ese es un bache que tengo de la vida de Elvira, en su primera juventud.
- Después, vino la estadía en La Plata, se recibió con un promedio superior a 9 puntos y en el tiempo mínimo necesario. Como te conté, ya estaba comprometida con la guerrilla. Del grupo que ingresó a “la lucha armada” con Elvira, no sobrevivió ninguno. Según versiones, hasta la fusión con montoneros, ella integraba la conducción nacional.
[1] Francisco Franco Bahamonde, general español (1892 – 1975). Jefe supremo de España desde 1939 hasta su muerte. (El Ordenador)
No hay comentarios:
Publicar un comentario