e) un flaco, Famularo, le pegaba duro a un desafinado piano con "Moliendo Café"
- Las reuniones adolescentes (escenario para la socialización) comenzaron a los 13 ó 14 años, con los pantalones largos y la escuela secundaria. Ahí, comenzó el juego sucio y sabroso como la pasta con tuco. Las más lejanas reuniones que recuerdo fueron en el segundo piso del Rowing Club. El salón estaba en penumbra porque los grandes ventanales estaban encortinados y un flaco, Famularo, le pegaba duro a un desafinado piano con Moliendo café. Las gurisas usaban el pelo tirante con una cola para atrás; “cola de caballo”, se le decía a ese peinado; mocasines sin medias; pollera escocesa; camisa y una campera liviana de tela sintética y algodón. “Por entre la camisa, se adivinan las anheladas tetitas que se ofrecen y se niegan en su grito de libertad y pavor”.
Los varones usábamos mocasines, pantalón tiro corto, camisa y pulóver. El vaquero de jean no era una prenda conocida en Paraná. Nuestra trasgresión era usar pantalón sin calzoncillos para escándalo de nuestras madres que solían sorprenderse con nuestros pantalones cagados.
Se bailaba abrazado. Los muchachos tratábamos de apretar y las chicas te separaban con el brazo. Cuando una pareja bailaba apretadita era porque había algo más que una simple amistad. Los cruzamientos eran frecuentes pero las flacas no se zarpaban porque cuidaban su reputación, la imagen; aunque muchas veces, las hormonas se imponían al “deber ser”.
Una flaca muy relajada perdía “handicap”, siempre y cuando el viejo no fuera miembro de
En el Rowing, bailábamos foxtrots y boleros. En bailes familiares, con personas adultas, se bailaba rumba, conga o
Cuando las reuniones de adolescentes para bailar, se realizaban en casas de familia, se llamaban asaltos. En los asaltos, las mujeres llevaban tortas y dulces para comer y los varones bebidas: gaseosas y alguna Coca-Cola. Por ese entonces,
Como un derivado de los asaltos, se armaron los mate cocido. Los mate cocido en su apariencia externa eran como un asalto pero eran cualitativa y cuantitativamente diferentes. Se hacían, también, en casas de familia, en grupos más pequeños. Ya no iba el que quería sino a quien personalmente se invitaba. No se bailaba sino que se guitarreaba y se cantaba. Ya no era el foxtrot sino
- Mi romance con la guitarra me viene desde la infancia; en los mate cocido de la ciudad de Paraná, le daba fuerte a la “escoba” aunque la época gloriosa fue en
En
Desde
- El movimiento hippy era, también, muy fuerte. Tuve escaso contacto con el universo hippy; recuerdo las flores dibujadas en las puertas de los departamentos y casas en manifiesta adhesión al movimiento de la paz y el amor. Un contingente importante de los adherentes al hippismo se fue a vivir a El Bolsón, al sur de Bariloche. Los llamaban “los bolsoneros”[1]; no conozco otros matices.
[1] Del sustantivo propio El Bolsón, deviene la designación de “bolsonero/s” para quienes resisten el “orden social” establecido y son, simultáneamente, indiferentes a
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